sábado, 19 de diciembre de 2015

Apartheid educativo

Terminar con el apartheid educativo

Vivimos momentos convulsos en la construcción de escuelas en las que todos y todas tengamos cabida. Dos historias (una en Málaga y otra en Pontevedra) hacen pensar que hablamos sencillamente de un Apartheid educativo.
'Ilustración de Jaume Gubianas
No es una exageración decir que atravesamos un momento crítico en nuestras escuelas cuando en dos lugares de nuestra geografía las familias de sendas clases de Educación Primaria hacen huelgas para que sus hijos e hijas no tengan que compartir aula con compañeros por tener discapacidad. Málaga y Pontevedra comparten esta triste realidad, que hace pensar sencillamente en un Apartheid educativo. Quizás el texto que se comparte a continuación contribuya a reflexionar algo más lo que estamos haciendo.
Hay en la actualidad toda una batalla que están desarrollando algunas familias para hacer cumplir los derechos educativos de sus hijos e hijas en las escuelas. En la base de sus reclamaciones están las luchas previas de colectivos que, como las personas de color o las mujeres, han tenido y tienen que librar para romper con la exclusión a la que se ven sometidas. Así, estas familias no dudan en utilizar idearios comunes: hay que eliminar el actual “apartheid educativo”, que condena a muchos niños y niñas a mantenerse alejados del resto por el funcionamiento de sus cuerpos, en aulas específicas e incluso en aulas ordinarias, cuando no se les facilita el acceso al currículo. Un currículo que también ha de ser cuestionado. Por ello, estas familias proponen algo tan complejo −pero tan sencillo− como hacer que la escuela ordinaria sea realmente común para todos; también para sus hijos e hijas. Una de sus estrategias es la eliminación de eufemismos. Al hablar de “educación segregada” desnaturalizan lo que vemos cotidiano: que algunos niños y niñas no tienen derecho a habitar las escuelas ordinarias por ser calificados de “especiales” y las escuelas de “específicas”.
Una de las familias que está poniendo toda la carne en el asador es la de Rubén Calleja. Su padre, Alejandro, describe el proceso en los siguientes términos:
Rubén tiene 15 años y es un adolescente con síndrome de Down. Hasta los 10 estuvo perfectamente adaptado e integrado en el colegio público ordinario en el que estaba estudiando su hermano mayor. Empezó cuarto de Primaria y llegó un profesor nuevo que no le aceptó, y ahí empezó esta historia de lucha para defender su derecho a una educación inclusiva y para defender su dignidad como persona y ser humano. Rubén sufrió en el colegio por parte de algunos profesores rechazo, abandono y maltrato, y la Administración educativa en vez de proteger y defender al menor, calló y le abandonó decretando su segregación y exclusión social a un centro especial al que nunca ha acudido. Toda la comunidad educativa (alumnado, familias y profesorado) sabía lo que estaba sufriendo nuestro hijo por el comportamiento de este profesor-tutor hacia Rubén, y siempre encontramos apoyo y ayuda en los padres y compañeros de Rubén sin excepción, y así quedó demostrado cuando fueron a declarar ante el juez. El profesorado, la dirección del colegio y la Inspección educativa que conocía a Rubén en vez de posicionarse a favor de su integración miraba para otro lado, callaba y consentían el abandono y el maltrato. Se empezó a levantar un muro que fue creciendo y se hizo infranqueable, pues sabiendo de ello solo recibimos ánimo y apoyo individualmente y casi a escondidas. La Administración le negó la posibilidad de estar en su centro, y nosotros nos negamos a llevarlo a un centro de Educación Especial.
Se acaba de celebrar un juicio penal de abandono de familia que nunca se tuvo que haber celebrado. Nos acusa una Fiscalía que no atendió nuestra demanda por maltrato y abandono del docente, cosa que se demostró en sentencia firme. A cambio, nos acusa de abandono, pero hemos salido absueltos.
Rubén sigue su desarrollo personal con normalidad y cada vez más consciente de la realidad que le toca vivir. Nosotros le educamos para la vida, es decir, para que sea lo más autónomo e independiente sin poner límites a sus cualidades y posibilidades.
Para nosotros como padres esta experiencia vital que nunca pensamos que tuviésemos que vivir nos ha hecho más humanos, nos ha unido y nos ha hecho fuertes ante la adversidad. Con Rubén aprendemos todos los días y es una experiencia increíble, pues aunque nosotros demos el cien por cien, Rubén nos devuelve el doscientos por ciento. Nunca viviremos lo suficiente para devolverle lo que nos da (Alejandro Calleja Lucas).
“Defender su dignidad como persona y ser humano”. A eso tienen que dedicar gran parte de sus energías las familias de personas que, como Rubén, son interpretadas por las instituciones como una cosa: la discapacidad. Inconscientemente, se ven forzadas a recordar una y otra vez su humanidad, incluso a muchos de sus docentes. Personas que pueden aprender (no como las cosas) y de quienes podemos aprender.
Como bien ha explicado Alejandro, la adversidad para esta familia no es el funcionamiento de su hijo, sino los obstáculos que desde la escuela ponemos a un chico por tener una discapacidad. Una discapacidad que obligamos a reconocer. La resiliencia emerge aquí como modo de reafirmar una identidad que no sea desprovista de humanidad. La escolarización como “situación límite”. Y en esta “lucha” por la humanidad, por la normalización, emerge la resiliencia familiar. Esta se basa en el apoyo mutuo ante la amenaza, el miedo, “la denuncia” con la que tratan de amedrentar aquellos responsables de “lo público” que no consideran a estos niños con derecho de asistir a la escuela común. ¿Por qué este afán de clasificar y separar por parte de la Administración? ¿Para qué este uso de la coacción de los poderes públicos?
Si el equipo educativo “miraba para otro lado, callaba y consentía el abandono y el maltrato”, es por el miedo que tenemos a salir de la norma, a desobedecer el mandato intermedio de las administraciones próximas, que insisten en el seguimiento de disposiciones que están en contraposición de la legislación internacional. Ese miedo –de ahí que el apoyo se haga “casi a escondidas”– acaba por convertirnos en cómplices de una escuela excluyente. No tomar partido es, por tanto, tomar partido por la continuidad de la deshumanización de la persona y de la institución. Dejamos en manos de las familias cualquier lucha por hacer de la escuela un instrumento al servicio de la humanidad. Realidades como estas demandan insistentemente nuestro “compromiso”, no la falsa neutralidad. Alejandro repite insistentemente: “Lo mejor está por venir”, y la educación es siempre esperanza. Sobre demandas como la de esta familia podemos construir una escuela que no solo no deshumanice, sino que devuelva la humanidad que históricamente hemos robado a las personas con la excusa de la discapacidad. Estamos en deuda con ellas.

martes, 15 de diciembre de 2015

Las adaptaciones curriculares

Las adaptaciones curriculares a debate: ¿Se ajustan a un modelo inclusivo?

Las Administraciones educativas fomentarán la calidad, equidad e inclusión educativa de las personas con discapacidad, la igualdad de oportunidades y no discriminación por razón de discapacidad, medidas de flexibilización y alternativas metodológicas, adaptaciones curriculares, accesibilidad universal, diseño para todos, atención a la diversidad y todas aquellas medidas que sean necesarias para conseguir que el alumnado con discapacidad pueda acceder a una educación educativa de calidad en igualdad de oportunidades.

Este párrafo está extraído del Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria. No he querido subrayar ningún aspecto específico porque creo que el párrafo en sí debe ser entendido como un todo.

En primer lugar, nos habla de calidad, equidad e inclusión educativa de las personas con discapacidad. Estos son unos principios generalmente aceptados por toda la comunidad educativa, pero poco trasladados a una práctica real.

Sí es necesario destacar que en este texto las adaptaciones curriculares aparecen como una medida más a aplicar al alumnado con NEAE que así lo requiera, comprendida ésta dentro de un conjunto de medidas (flexibilización, alternativas metodológicas, accesibilidad universal, DISEÑO PARA TODOS) todas ellas destinadas a fomentar estos tres principios destacados. 

No obstante, cuando hablamos de alumnos con NEE, entendidos estos como aquellos que presentan discapacidad o trastornos graves de conducta -según normativa-, parece que la única medida de todas las mencionadas debe ser la Adaptación Curricular. Pero ¿es ésta la más adecuada para favorecer en modelo de escuela inclusiva? ¿Realmente los Programas de Adaptación Curricular tienen la llave para que mediante una adaptación del currículo de referencia el alumno participe, promocione y tenga presencia en la dinámica del aula?


Problemas reales de las Adaptaciones Curriculares

El actual modelo educativo centrado en los procesos de evaluación vinculados al rendimiento y, por ende a las calificaciones, busca que cada alumno promocione y titule en función de sus resultados en las diferentes pruebas o exámenes realizados durante su período educativo. 
Estos resultados están vinculados siempre a la adquisición de una serie de contenidos educativos presentes en el currículo mínimo.
A pesar de que el nuevo modelo educativo propuesto en la LOMCE y su desarrollo normativo aboga porque los Criterios de Evaluación sean los que definan el modelo didáctico a trabajar con los alumnos, y que los estándares de aprendizaje (indicadores en Andalucía) se conviertan en unos factores que determinen los niveles de logro de estos criterios, la realidad educativa actual sigue midiendo la cantidad de contenidos que el alumno es capaz de retener.

Y en este proceso evaluatorio las adaptaciones curriculares juegan un papel poco influyente para que el alumno con NEE participe en las aulas. Las adaptaciones curriculares significativas tienen como finalidad -según este modelo- determinar el nivel educativo desde el que el alumno parte y trabajar según el mismo. 
A mi juicio éste es el principal error en la determinación y uso de las adaptaciones curriculares significativas. En el mismo momento en el que las adaptaciones curriculares sitúan al alumno en un determinado nivel curricular que no sea el de sus compañeros, estaremos propiciando una situación de marginación y exclusión ya que el modelo curricular que debe trabajar el alumno no es el mismo que el de su grupo clase.

No se puede plantear, como se plantea incluso en alguna normativa oficial, que las adaptaciones curriculares significativas tendrán el referente curricular del curso donde se encuentre el nivel de competencia curricular del ACNEE. Este alumnado está escolarizado a todos los efectos en su curso de referencia y por tanto el currículo de este curso debe ser el único referente para que posteriormente se le adapte según su nivel de competencia, sus dificultades específicas y sus necesidades educativas especiales.
La mal entendida "evaluación inicial" del ACNEE lleva a que se crea que ésta es un instrumento para determinar qué debe estudiar este alumnado y hasta dónde podrá llegar. Y digo mal entendida porque es cierto que debe servirnos de ella para conocer el punto de partida, pero nunca para determinar el punto de llegada de antemano. Cuando planificamos una adaptación curricular debemos siempre tomar el currículo de referencia del grupo en el que se está escolarizado. Una vez que conocemos desde dónde parte el alumno podremos ir adaptando progresivamente su currículo para que pueda ir progresando y avanzando en él desde sus propios conocimientos previos y desde sus propios potenciales y capacidades.

El definir una línea de meta final a la que el alumno debe llegar no ayudará nunca a una inclusión real si esta meta final es distinta de la de sus compañeros. Por eso pongo en tela de juicio el valor de las adaptaciones curriculares significativas en las escuelas inclusivas. 

La planificación didáctica del grupo como referente para establecer estrategias de inclusión

En el comienzo de esta entrada hacíamos una valoración de las diferentes estrategias propuestas por la normativa para conseguir los principios de equidad, calidad e inclusión de las personas con discapacidad. Precisamente, en la atención educativa al ACNEAE en general, y al ACNEE en particular, considero que la adaptación curricular debería ser un paso secundario en el proceso de respuesta educativa. Para que se establezca una verdadera inclusión debería establecerse una secuenciación de pasos a seguir hasta conseguirlo:



Este sería, a mi juicio, un modelo inclusivo de elaboración de adaptaciones curriculares en el que su diseño fuese a posteriori, una vez conocemos lo que el alumnado ha logrado aprender de la secuencia didáctica programada para todo el grupo.
No obstante, este modelo no se aproxima ni de cerca al modelo actual, comandado por la necesidad de programar a priori y de evaluar y calificar a posteriori. Pero en este modelo que parece ampliamente aceptado por todos, ¿cómo se está calificando a los alumnos con NEE?

La calificación del alumnado con NEE

El art. 14 del Real Decreto de currículo en primaria establece que las adaptaciones se realizarán buscando el máximo desarrollo posible de las competencias básicas; la evaluación continua y la promoción tomarán como referente los elementos fijados en dichas adaptaciones.

Sin entrar en por menores sobre la idoneidad del modelo actual de adaptaciones curriculares para una auténtica escuela inclusiva, la legislación actual, tanto en primaria como en secundaria, define claramente que la evaluación y promoción tomarán como referentes los elementos fijados en las adaptaciones curriculares. Por tanto, el alumnado debe ser evaluado -y así calificado- tomando como referente la propuesta curricular que recoge su documento de adaptación curricular.

Sin embargo, estamos asistiendo a una corriente de Inspectores, Orientadores, Administraciones o vaya usted a saber quién, que promulga con la boca llena y a riesgo de ahogarse, que los ACNEE no pueden ser aprobados en sus notas oficiales, debiendo aparecer un suspenso aunque el alumno haya superado con éxito los aprendizajes que "otros" han determinado que eran los que debía realizar.

En el portal Orientapas se publicó hace unos días una entrada llamada "¿Cómo calificar asignaturas que llevan adaptación curricular significativa?" Esta entrada se hace eco de una decisión tomada en la Comunidad de Madrid en la que se insta a los centros a suspender a los alumnos con ACI Significativa. 

Ya realicé una entrada intentado aclarar esta situación en el blog de la Agencia Andaluza de Evaluación -Evaluacción- hace más de un año. Os dejo la entrada llamada NEEvaluacción: Evaluando Capacidades de la que os extraigo este párrafo:

Si se entiende este proceso, no es difícil entender que cuando finalice el curso, ciclo o etapa se le estará evaluando con los mismos referentes que sus compañeros, pero con las adaptaciones que se ajusten a sus posibilidades. Por tanto suspenderlos en sus áreas curriculares porque no alcanzan los criterios de evaluación del grupo no procede dado que no estamos evaluando al alumnado con esos criterios, y un alumno no puede nunca suspender algo de lo que no ha sido evaluado.

Me gustaría que esta entrada sirviese para que aquellos docentes que siguen pensando que el valor del esfuerzo de un alumno con discapacidad -que ya de por sí debe hacer un esfuerzo adicional para ajustarse al ritmo que le marca la escuela- no merece ser reconocido en su boletín de notas y debe ser calificado como suspenso, hiciesen una profunda reflexión sobre lo que significa enseñar, sobre lo que significa equidad y escuela para todos. Si lo que se pretende es dejar claro que el ACNEE no puede, no debe, no está en situación de, no alcanzará nunca, y todas las formas de exclusión que se puedan definir, ya tenemos el famoso asterisco en las notas para determinar que este alumno tiene una etiqueta y no es como los demás. Pero parece que ni aún con el asterisco es suficiente, hay que suspenderlo para que no exista ningún género de dudas en torno a la falta de capacidad de este alumno de ajustarse a los niveles normales que marca la escuela.

Esta es la escuela inclusiva que tenemos, esta es la escuela que se ajusta a TODOS sus alumnos, que se adecua a las necesidades educativas de ellos, que rompe las barreras y fomenta la participación y la presencia de todos.

Los criterios de evaluación marcados para un grupo no deben marcar al grupo como una norma, sino como un amplio abanico de capacidades graduadas en diferentes niveles de logro al que cada alumno llega desde su propio potencial.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Pedagogo Terapeuta o PT

Pedagogo Terapeuta o PT


No cabe duda de que la Educación Especial en los centros educativos es un aspecto que con el paso de los años ha ido adquiriendo una importancia capital. Todos aquellos que defendemos una Escuela basada en la inclusión, debemos hacer de la Educación Especial una oportunidad para avanzar en el camino hacia la igualdad.
Creo que hoy día el futuro de la Educación pasa por una Educación Inclusiva en la que TODOS debemos asumir un papel eminentemente activo. Desde el punto de vista del docente, hay que reconocer el enorme reto que supone la construcción de una Escuela que sea capaz de vertebrarse a partir de la integración y donde la diferencia sea vista como algo que nos enriquece y, por ende, nos hace mejores ante la sociedad.
Así lo recoge la LOE, La Ley Orgánica de Educación 2/2006, de 3 de mayo en el Capítulo I del artículo 71 titulado Alumnado con necesidad específica de apoyo educativo.
Artículo 71. Principios.
1. Las Administraciones educativas dispondrán los medios necesarios para que todo el alumnado alcance el máximo desarrollo personal, intelectual, social y emocional, así como los objetivos establecidos con carácter general en la presente Ley.
2. Corresponde a las Administraciones educativas asegurar los recursos necesarios para que los alumnos y alumnas que requieran una atención educativa diferente a la ordinaria, por presentar necesidades educativas especiales, por dificultades específicas de aprendizaje, por sus altas capacidades intelectuales, por haberse incorporado tarde al sistema educativo, o por condiciones personales o de historia escolar, puedan alcanzar el máximo desarrollo posible de sus capacidades personales y, en todo caso, los objetivos establecidos con carácter general para todo el alumnado.
Pues bien, a uno de esos recursos quiero referirme concretamente en este artículo: la figura del Pedagogo Terapeuta o PT.

¿Qué es un Pedagogo Terapeuta o PT? ¿Cuál es su función?

El PT es un maestro especializado en Educación Especial y que ejerce su labor como docente en los centros de Educación Infantil, Primaria y Secundaria.
Básicamente, las funciones que desempeña un PT son:
1. Atender y dar apoyo a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE).
2. Elaborar junto con los maestros o profesores el material didáctico adaptado para los alumnos NEE.
3. Elaborar junto con los maestros o profesores las Adaptaciones Curriculares Individualizadas (ACI).
4. Coordinarse periódicamente con los maestros o profesores de cada área, así como tutores.
5. Entrevistarse con las familias de los alumnos NESE.

¿Qué tipo de apoyo realiza el Pedagogo Terapeuta o PT en los centros educativos?

Principalmente podemos hablar de tres tipos de apoyo:
1. Dentro del aula. Personalmente es el tipo de apoyo que defiendo porque parte del principio de la educación integradora. Siempre que se pueda y atendiendo a las circunstancias del grupo y del alumnado es preferible que el PT realice el apoyo de los alumnos NEE dentro del grupo de referencia.
2. Fuera del aula (aula específica). En el caso de que las circunstancias impidan la inclusión del alumno en el aula, los centros están dotados de aulas específicas para que el PT pueda desarrollar su trabajo con los alumno NEE.
3. Dentro y fuera del aula. Puede darse el caso de que en función de los contenidos desarrollados por el currículo de una signatura en algunos momentos sea preferible que el alumnado NEE esté en el aula y en otras ocasiones reciba un apoyo más personalizado en el aula específica.
No quiero extenderme más porque tengo la intención de ir desarrolando en posteriores entradas cada uno de los puntos que he expuesto más arriba.
Me gustaría acabar con una cita de Yadiar Julián al respecto de la Educación Especial:
No importa como son nuestros alumnos, lo importante es que están dotados de
un corazón y una inteligencia … el corazón para amar y la inteligencia para
guiarse hacia lo más hermoso e inconcebible de las cosas.”
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.

Apoyo
Fotografía extraída del Banco de Imágenes de  Cnice

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sábado, 5 de diciembre de 2015

TERTULIAS CON SABOR A CHOCOLATE









    El sueño de Elvira es mi última entrada para el Proyecto Tertulias con sabor a chocolate en el que podréis ver cómo unos alumnos de un aula de PT sueñan con una escuela feliz

    El sueño de Elvira: Un cole con jardín y piscina.

    En un aula de apoyo a la integración pasan muchas cosas que sólo las conocen los que a ella acuden, sean docentes o alumnos. También se generan sueños como el de Elvira. Un sueño inclusivo: un cole con jardín y piscina.

    En el CC Ave María Varadero de Motril existe un aula de Apoyo a la Integración que debería ser noticia siempre. Su maestra de PT, Margarita Corral, es una de las maestras con mayores ganas de aprender, ilusión y resiliencia que he conocido nunca. Y sí, he dicho bien, resiliencia porque en este aula se forjan campeones que siempre, siempre, terminan por levantarse.

    Pasan muchas cosas en este aula. Todas las mañanas acuden a ella alumnos con diferentes capacidades y potenciales, alumnos únicos en su forma de ver la vida y de convivir con los demás. Es un aula con un espíritu de identidad propia, de autenticidad y de emociones personales que, a buen seguro, el resto de las aulas quisieran poseer.

    El sueño de Elvira

    Desde hace ya cuatro años voy semanalmente a atender a Elvira, una alumna ciega muy especial. Es muy especial por su forma de "ver" el mundo, por su amabilidad, afectividad y gentileza con la que trata a todos los que la rodean. Y eso parece que se transmite. Sus compañeros de aula de apoyo se contagian de la tranquilidad, serenidad y felicidad de Elvira. Es un aula donde todos viven en armonía, donde no hay etiquetas ni competiciones y donde todos sueñan con un futuro mejor en el que sean ciudadanos de a pie, incluidos y activos en la sociedad que les ha tocado vivir.

    Como siempre Marga y Antonio Saborido (monitor) se prestaron enseguida a colaborar en el Proyecto #Chococharlas y planificamos una sesión en la que ellos, los alumnos, tuvieran su ocasión de hablar ante todos, de contar sus sueños, de decirnos cómo es la escuela que anhelan. Un rato para una charla distendida en la que el chocolate fuese el relajante emocional que todos necesitamos, y el micro una ventana al mundo.

    Participan dos alumnos más: Momy, una chica que lleva poco tiempo en España pero con una capacidad de adaptación camaleónica; y Jaime, un corazón enorme al que su pensamiento no es capaz de seguir...

    Esta fue nuestra Tertulia con Sabor a Chocolate:




    Si habéis oído su conversación, sus deseos y demandas, y sus inquietudes os habréis dado cuenta que en el fondo de todo, sólo desean ser uno más... Un sueño inclusivo.

    SÍNTESIS DE LA TERTULIA:

    • TÍTULO: Un cole con jardín y piscina: un sueño inclusivo.
    • CENTRO: CC Ave María Varadero (Motril)
    • MODERADOR DE LA TERTULIA: Antonio Márquez
    • PERFIL PROFESIONAL: Maestro del Equipo de Ciegos y D. Visuales de Granada
    • ALUMNADO PARTICIPANTE: Alumnos del aula de PT de 6º de primaria y 2º ESO.
    • METODOLOGÍA DE TRABAJO: Pensamiento reflexivo sobre la tertulia. Al terminar la tertulia hacen una valoración intrapersonal sobre lo que han hablado y compartido. Además se establece un tiempo para la autoescucha, dando opción a los alumnos de analizar sus formas de expresión y de remodelar su pensamiento espontáneo.
    • SESIONES: Se establece como una única sesión de trabajo con una duración de dos horas.
    • CONCLUSIÓN: Cuando el alumnado tiene la oportunidad de expresarse libremente, sin presiones de evaluación ni de juicios críticos, son capaces de mostrar lo más auténtico, más personal y único. El ámbito de la comunicación oral y sus repercusiones en la Competencia en Comunicación Lingüística han quedado ampliamente trabajados dándoles la oportunidad de respetar los turnos de palabra, practicar la escucha activa, la expresión de emociones y sentimientos, la apertura y cierre de conversaciones, la reflexión, y la valoración de las aportaciones propias y ajenas. Pero más allá de todo esto, creo que los alumnos se sintieron felices pudiendo hablar, y compartiendo sus emociones en un ambiente relajado y de confianza. Esa es mi conclusión: demos a los alumnos la oportunidad de expresarse.